Me gusta reír. También llorar. Pero en una película disfruto más
cuando ocurren las dos cosas al mismo tiempo, algo que suele pasar con las
tragicomedias de argumentos originales. Hace un par de días, cuando vi el
cartel de “Maggie´s Plan” (El plan de Maggie), una nueva película donde la
trama involucraba a un escritor, me dije que no iba verla. No más. Porque las
dos veces anteriores no había tenido fortuna en colmar mis expectativas acerca
de historias de escritores. Les comparto estas dos experiencias; en la primera,
“Duplex” (2003), Drew Barrymore es la esposa de un escritor protagonizado por
Ben Stiller, en una comedia que termina siendo arrastrada por una cascada de
clichés. En la segunda, “The Ghost Writer” (2010), Ewan McGregor protagoniza a
un escritor contratado por un ex Primer Ministro británico para continuar sus
memorias. En esta última, dirigida por Roman Polanski, el filme seduce por el
misterio y porque se privilegian las sutiles circunstancias alrededor de un crimen,
pero ni “Duplex” ni “The Ghost Writer” alcanzan lo que “El plan de Maggie”, sí
consigue mostrar: parte del mundo íntimo y vulnerable del escritor.
Para esto, Rebecca Miller escogió a dos actores consagrados
(Julianne Moore y Ethan Hawke), que retratan con éxito un matrimonio de
escritores que se desbarata, día a día, al dejarse envolver por la burbuja
relacionada a su escritura: las tribulaciones que conlleva el aislamiento, la tentación
de la búsqueda de reconocimiento, las manías, los bloqueos creativos o, simplemente,
lo gratificante y satisfactorio que resulta para un escritor contar con un oído
atento, es decir, compartir con alguien (¡quién sea!) la historia que está
escribiendo, esa que contiene a personajes con los que lleva conviviendo varios
días en la soledad del escritorio (y que no están muy lejos de parecerse a los
amigos de un esquizofrénico).
Pero el personaje central de la cinta es Maggie (Greta Gerwing),
una mujer joven, inteligente e independiente que solo quiere ser madre soltera.
Sin embargo, cuando parece que va a lograrlo, se cuela en su vida un escritor simpático
e infeliz con su matrimonio, que se enamora de ella al sentir que atiende la
gran urgencia del escritor: ser escuchado. Sin querer, Maggie ingresa a un
triángulo amoroso, divertido y confuso, que desemboca en un plan (que no pienso
contar).
El humor inteligente y la presencia de los niños enternece la trama y le da belleza a la histeria contenida de Julianne Moore y la inseguridad de Ethan Hawke. El oficio de ambos actores conmueve en una escena inolvidable: la nieve es el marco blanco de un diálogo profundo que camina hacia la noche de una cabaña de madera, donde se bebe whiskey caliente y se baila “Dancing in the Dark”.
El humor inteligente y la presencia de los niños enternece la trama y le da belleza a la histeria contenida de Julianne Moore y la inseguridad de Ethan Hawke. El oficio de ambos actores conmueve en una escena inolvidable: la nieve es el marco blanco de un diálogo profundo que camina hacia la noche de una cabaña de madera, donde se bebe whiskey caliente y se baila “Dancing in the Dark”.
Foto: Cineplex.com