Hoy es 7 de junio, una semana antes de la inauguración de la Copa del Mundo Rusia 2018.
Hace dos años ESPN Internacional eligió mi relato, inspirado en la clasificación peruana, para filmar el documental: "Perú: 36 años después".
El día que Thiago Arantes (periodista de ESPN) me llamó de Barcelona para confirmarme la noticia, le pregunté por qué habían escogido mi relato, y él me respondió que la historia les había parecido auténtica.
Sentí una alegría indescriptible porque no creo que haya gratificación mayor para un escritor, que recibir estas palabras.
Además, porque se trataba de una historia de fútbol con mi viejo: el gran responsable de que mi corazón cambiara su forma de latir, desde que me tomó de la mano de niño para subir las gradas del Estadio Nacional.
Para mí fue una crónica íntima que comenzó con la eliminación peruana de México 86 y culminó con el triunfo sobre Nueva Zelanda en noviembre de 2017.
La escribí una madrugada, después de la clasificación, con la sangre acumulada por la revancha de muchos años.
El equipo de ESPN llegó a Lima para rodar las escenas en un día, antes de volar a Asunción a grabar con Nelson Cabrera, el delantero paraguayo que le permitió a Perú ganarle los puntos a Bolivia, por un error en su nacionalización.
Mi viejo dejó su Chincha querida para ser protagonista en el documental y, con mi hija Samara, que estaba a pocos días de cumplir su primer año, vivimos una experiencia fílmica que ya se convirtió en una leyenda de mi familia.
Muchas gracias a Thiago, Pablo y Álvaro por todo el profesionalismo y la pasión que pusieron, para que las imágenes del documental fueran leales a la intención emocional de mi relato.
Hace dos años ESPN Internacional eligió mi relato, inspirado en la clasificación peruana, para filmar el documental: "Perú: 36 años después".
El día que Thiago Arantes (periodista de ESPN) me llamó de Barcelona para confirmarme la noticia, le pregunté por qué habían escogido mi relato, y él me respondió que la historia les había parecido auténtica.
Sentí una alegría indescriptible porque no creo que haya gratificación mayor para un escritor, que recibir estas palabras.
Además, porque se trataba de una historia de fútbol con mi viejo: el gran responsable de que mi corazón cambiara su forma de latir, desde que me tomó de la mano de niño para subir las gradas del Estadio Nacional.
Para mí fue una crónica íntima que comenzó con la eliminación peruana de México 86 y culminó con el triunfo sobre Nueva Zelanda en noviembre de 2017.
La escribí una madrugada, después de la clasificación, con la sangre acumulada por la revancha de muchos años.
El equipo de ESPN llegó a Lima para rodar las escenas en un día, antes de volar a Asunción a grabar con Nelson Cabrera, el delantero paraguayo que le permitió a Perú ganarle los puntos a Bolivia, por un error en su nacionalización.
Mi viejo dejó su Chincha querida para ser protagonista en el documental y, con mi hija Samara, que estaba a pocos días de cumplir su primer año, vivimos una experiencia fílmica que ya se convirtió en una leyenda de mi familia.
Muchas gracias a Thiago, Pablo y Álvaro por todo el profesionalismo y la pasión que pusieron, para que las imágenes del documental fueran leales a la intención emocional de mi relato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario