Eran las tres de la madrugada cuando la vi entrar a mi habitación. ¿Qué pasó, hija?
Un gato, papá. Un gato grande, me dijo con la mueca desbordada por el susto.
No hay ningún gato, Samara, la consolaba, mientras pensaba en las posibles causas de esa pesadilla.
Se me vino a la mente el paseo en el parque del día anterior:
"Ponte tu mascarilla, Samara", "Todavía no podemos jugar en los columpios, el bichito todavía esta por ahí".
También recordé el cuento de la Caperucita roja que le leí durante el almuerzo: en el momento en que el lobo perseguía a Caperucita, no pude evitar abrir la boca y mostrarle mis dientes, y Samara se abalanzó a los brazos de su madre.
Si le hacemos caso a Freud en eso de que los sueños son manifestaciones del inconsciente acerca de las experiencias que vivimos durante el día, puedo inferir que la Caperucita roja fue la causa de ese gato negro que Samara soñó.
Esto me llevó a indagar en el origen del cuento:¿Qué tendrían los hermanos Grimm en la cabeza para escribirle a los niños acerca de un cazador que le abre la panza al lobo y saca a la abuelita que se ha comido?
Parecía haber encontrado la respuesta cuando me puse a leer el ensayo infantil "Juguemos en el bosque" (@Jorge Gundemar, Casa de Cartón, 2017) que hace un profundo análisis acerca del origen de algunos cuentos de hadas.
En el de la Caperucita roja descubrí que el cuento de los hermanos Grimm era más inofensivo que sus versiones anteriores.
Por ejemplo, en la versión de Charles Perrault no existe ningún leñador y la historia termina con el lobo devorando a Caperucita roja.
¡Y peor aún!, en la versión oral que se contaba en los pueblos de los Alpes franceses, a finales del siglo XVII, el lobo no se come a la abuelita, sino que la corta en rebanadas, las pone en un plato y se las da a Caperucita para que coma a su abuelita.
Si le hubiese contado a Samara esta versión, el gato negro, posiblemente, habría sido una orca asesina.
¿Qué hongos alucinógenos comerían los campesinos franceses para contar que un lobo cortó en trozos a la abuelita?
El ensayo cuenta que, por esos años en Francia, se daban las guerras de religión entres católicos y protestantes, y que el rey Luis XIV implantó las llamadas dragonadas.
¿En qué consistían las dragonadas?
"Consistía en que una familia protestante debía alojar y alimentar en su casa a una compañía de dragones (soldados). Estos dragones, mientras la familia siguiese siendo protestante, podía robar, vejar, torturar y hacer lo que les viniese en gana. Esta era la forma en la que se esperaba que los protestantes renegasen de su religión y se convirtiesen al catolicismo".
De modo que, al leer todo esto, comprendí que en mis almuerzos con Samara debía moderar mi actuación del lobo. Le diría, también, que no tenga miedo a esos gatos grandes de sus sueños, que no existen tales gatos.
Nada es como parece, le diré en algún momento, cuando le explique que, lamentablemente, los seres humanos nos hacemos daño sólo porque pensamos que los que tienen creencias diferentes son como esos gatos grandes.
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