martes, 21 de febrero de 2023

Leer es un acto de revolucionaria empatía


En las últimas semanas han llegado a mí algunas profundas reflexiones acerca de la lectura. 

La primera es del escritor colombiano Mario Mendoza, que en su libro “Leer es resistir”(Ed. Planeta, 2022), a través de una serie de relatos, le rinde tributo al acto de leer. 

No es para menos, a los siete años una peritonitis casi le quita la vida y en los meses que pasó en el hospital descubrió la llave de la libertad con los libros. Se convirtió en lo que él cree que es todo lector: un aprendiz de brujo.

En una entrevista que Mendoza dio a El Tiempo (1/8/2022) comentó: “Yo no me hice lector con un manual ni con un listado avalado por los académicos, sino que los libros fueron llegando a mis manos como mensajes que me iban ayudando a solucionar mis conflictos interiores, que me iluminaban, que me ayudaban a entenderme y a entender a los otros un poco mejor”.

Por otro lado el escritor peruano Ivan Thays, en su magnífico blog “La vida real”, me compartió las razones que le han hecho abrazar la lectura como un hábito que ha definido su estilo de vida.  
Leo, declaró Thays, porque desde el momento que abro el libro, esas palabras me pertenecen. Los libros que han dejado más huella en mí no son necesariamente los mejores o más trascendentes, sino aquellos cuya piel he logrado traspasar hasta hacerla mía. 
Thays afirma que las líneas de los libros que leemos nos pertenecen tan igual como si las hubiésemos escrito, porque nuestra existencia es la que les da sentido: sin nosotros solo serían líneas negras sobre un fondo blanco.

Con las reflexiones de Mendoza y Thays caí en cuenta que la lectura es un acto de revolucionaria empatía. 
Es revolucionario porque implica detener la frenética marcha de las responsabilidades diarias y las exigencias sociales. 
Leer supone hacer una pausa a un mundo pletórico de estímulos externos para concentrarnos en cultivar nuestro jardín interior. 
Ese es un acto de empatía, primero, hacia nosotros mismos, porque en la lectura buscamos un refugio para expandir nuestra libertad, un lugar secreto donde podemos pasar del pensar al sentir. 
Ahora, la lectura es también un acto de empatía hacia los demás. Cuando leemos una historia bien construida vivimos las experiencias de los personajes como si fuesen nuestras: nos alegramos con su dicha y nos conmovemos con sus pesares. 
Esa profunda conexión con nuestras emociones es la que nos lleva a activar esa empatía por esos personajes cuyas vidas ya no me son ajenas. Son también mías desde el momento en que las líneas escritas se convierten en cuerdas musicales. Son las cuerdas internas de nuestra alma que hacen un eco íntimo y silencioso por lo que acabamos de leer.  

Ilustración: Carlos Modonese
Fotos: Mario Mendoza/Fuente:El cronista.co
Ivan Thays/Fuente:Cuentos peruanos contemporáneos 

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